Se trata de un arbusto que, en ocasiones, puede alcanzar una estructura arbórea al poder desarrollarse, en condiciones óptimas, hasta los 10 metros de altura.
El acebo (Ilex aquifolium) pertenece a la familia Aquifoliaceae, siendo oriundo del sur y oeste Europa y Asia.
Este arbusto se caracteriza por poseer hojas ovaladas, perennes y punzantes. Sus frutos, denominados bayas, adquieren una tonalidad roja característica y suelen madurar a finales de otoño.
La floración del acebo no es de gran envergadura, produciéndose en mayo y junio, momento en el que se generan flores femeninas y masculinas en ejemplares diferentes. Por ello, para lograr los frutos característicos de este arbusto es imprescindible disponer de una planta macho y otra hembra.
El acebo prefiere localizarse en lugares de sombra o semisombra. Además, aguanta el frío y prefiere que en su entorno exista cierta humedad ambiental.
Respecto al terreno en los que se asienta en acebo, se puede decir que prácticamente no tiene restricciones en cuanto a los suelos donde es capaz de enraizar. Esto es, puede situarse tanto en lugares ácidos como básicos.
Así mismo, es importante regar cada 3 ó 4 días la planta cuando llega el verano para mantenerla sana y aportarle las necesidades hídricas que precisa.
Este arbusto suele ser empleado en jardinería para conformar setos, así como elemento ornamental en navidad. Pero, es importante saber que, debido a su gran uso, se encuentra en peligro de extinción en buena parte de Europa y, debido a ello, se han establecido estrategias de protección diferentes en muchos lugares.
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