Las plantas precisan de compuestos orgánicos para su correcto desarrollo, elementos que pueden ser obtenido por medio de un abono denominado compost. El compost además de ser una fuente de nutrientes para la planta, mejora la estructura física del terreno, permite la conservación del agua alrededor de la planta y mejora oxigenación del terreno. ¿Qué es el compostaje? En la naturaleza los restos orgánicos son descompuestos mediante procesos de fermentación por microorganismos, bacterias y hongos sobre todo, presentes en el suelo. El compostaje imita este proceso natural con una doble intención, obtener un abono natural que enriquezca jardines o huertos y dar una salida a los residuos orgánicos generados en los hogares. La experiencia dice que pueden generarse 30 kg de compost por cada 100 kg de restos orgánicos. ¿Qué productos se pueden utilizar para elaborar compost? Restos de interés para realizar compost son, entre otros, residuos vegetales (plantas, malas hierbas…), desechos de frutas y verduras, cáscaras de huevos trituradas, posos de café, papel de cocina manchado, restos de infusiones, pelo sin tintes y estiércol de animales. No se recomendable realizar compost con pieles de cítricos o piña, cenizas, serrín, cartón o tabaco. Los restos de pescados, carnes, mariscos, así como las plantas, patatas o frutos podridos pueden se pueden compostar pero generan malos olores. Por otra parte, los excrementos de animales domésticos y de personas pueden transportar patógenos. ¿Cómo se realiza el compost? Puede producirse compost amontonándose los restos de materia orgánica en una zona escondida del jardín. Este proceso también se puede realizar con ayuda de un compostadero, ya sea de fabricación propia (un cajón realizado con listones de madera) o prefabricado. El compostadero debe tener agujeros que permitan la ventilación del interior. Se situará en un entorno sombrío, lejos de corrientes del aire y directamente sobre el terreno para facilitar la entrada de los microorganismos potenciadores del compostaje. Los primeros residuos a introducir serán las ramas gruesas, formando una capa de unos 30 cm en la parte inferior de este artilugio. Posteriormente, se añade el resto de materia orgánica, por ejemplo corteza, tallos jóvenes y papel troceado. La fermentación de estos residuos puede favorecerse añadiéndose estiércol o mantillo del año precedente. La mezcla deberá airearse periódicamente ya que la degradación de los desechos es realizado por bacterias que precisan oxígeno. La materia orgánica debe mantenerse húmeda y, además, este proceso precisa altas temperaturas. El compostaje de la materia orgánica suele durar entre 3 y 4 meses en verano, ya que la temperatura a la que llega es de 40 – 60 ºC. Mientras que en invierno, cuando las temperaturas son menores, este proceso puede alargarse hasta 6 meses. El compost estará listo para ser usado cuando no desprenda olor o éste recuerde al bosque. El color será marrón oscuro, casi negro y estará frío puesto que los microorganismos ya no actúan. De esta manera, el compostaje puede ser una interesante manera de aprovechar los residuos orgánicos generados a la vez que se obtiene un producto de interés para fertilizar huertas y jardines. |