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Luther Burbank, el santo de las plantas

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Luther Burbank
(Lancaster, 1849 – Santa Rosa, 1926)
Naturalista y botánico norteamericano, pionero en la producción de numerosas variedades de plantas, flores y frutos. En sus inicios estuvo muy influido por las obras de algunos autores, principalmente Modificaciones en plantas y animales bajo domesticación, de Charles Darwin, o las teorías sobre la herencia de los caracteres adquiridos de Jean Lamarck.
Si Mendel es el padre de la genética y Darwin el  fundador de la corriente evolutiva, a Lutero Burbank le cabe el lugar como padre de la frutihorticultura moderna.

Décimo tercer hijo de entre quince, nacido un 7 de marzo de 1849 en Lancaster, Estado de Massachusetts, EEUU,  ya de pequeño lo apasionaban la naturaleza y la tecnología.  Inspirado en un tío que era jefe de un área del Museo de Ciencias de Boston, las habilidades técnicas de su padrey en el amor hacia la naturaleza, en especial ,las plantas, de su madre y con estudios realizados sólo hasta sexto grado, con su vida sentaría las bases de la Frtihorticultura del siglo XX.

Su primer trabajo fue en una compañía de arados.  Estudió un año más en la Lancaster Achademy, donde se familiarizó con los trabajos de Charles Darwin quien había comentado en sus libros cómo el hombre a través de sus acciones culturales había modificado las características de en plantas y animales.  Este fue el disparador de su vocación.  Más adelante en California, sería profesor de Teorías evolutivas en la Universidad de Stanford.

Uno de sus primeros trabajos fue la creación de una variedad de patata, conocida como papa de Burbank, mucho más grande y resistente que la cultivada hasta entonces. Después, en los invernaderos y viveros que estableció en Santa Rosa, lugar donde vivía, realizó numerosos experimentos genéticos y desarrolló un cactus comestible y sin espinas, la opuntina.

No obstante, el mayor número de variedades las obtuvo de plantas con flores, la mayoría ornamentales como en el caso de las rosas; también consiguió un fruto nuevo al cruzar la ciruela y el albaricoque.

En total, consiguió desarrollar más de 800 nuevas variedades de plantas, de las cuales 113 corresponden a frutos y bayas; muchos de ellos son aún hoy en día importantes desde el punto de vista comercial.

Los experimentos y resultados de Burbank despertaron un interés mundial por el cultivo y mejora de especies vegetales.

El Oculto Burbank

Conocido por sus resultados maravillosos que revolucionaban los rindes, los sabores y la belleza, menos trascendieron sus visiones y su filosofía.  Profundamente compenetrado con su labor, se transformó en un silencioso amante de la naturaleza y buscador de la verdad.  Se inició en el Kriya Yoga, disciplina traída de la India por Paramahansa Yogananda, quien luego lo nombraría “el santo de las plantas“.  A él le haría sus confesiones sobre su amor por las plantas, la naturaleza y el universo todo, sobre las veces que su madre se le aparecía y lo orientaba aún después de fallecida, y sobre sus opiniones de una  necesidad por una nueva educación que permita sacar de las personas lo mejor de sí.
Luther Burbank y Yogananda

El Mago de las Plantas no sólo observaba profundamente el desarrollo de sus cultivos, sino que se comunicaba con ellas.  A quienes tenía la suficiente confianza, les decía que el hablaba desde el corazón con ellas, diciéndoles que las amaba y que no necesitaban espinas para protegerse de él.  Sostenía que las plantas tenían millones de años de evolución necesitando protegerse y desarrollando hábitos (como la ignorancia entre los seres humanos, decía), pero que él podía hacer que  se dieran cuenta que no necesitaban más las espinas y que renunciaran a ellas.

Logró cultivar rosas, moras y tunas sin espinas.  Las tunas quería promocionarlas como forraje para ganado en zonas áridas, aunque no con demasiado éxito.  Sin embargo, aún hoy pueden verse tunales sin espinas creciendo en muchos ranchos  e incluso en forma silvestre en el desierto del Oeste norteamericano, descendientes de sus experimentos.  Él mismo confesaría más tarde que esos experimentos con polinización artificial de cactus le habían exigido interminables cinco años con noches sin dormir e infinitos pinchazos y que dudaba si podría realizar algo así nuevamente.

Luther Burbank con cactus sin espinas, ca. 1908.

A través de sus años de intenso trabajo, llevó adelante al menos cien mil experimentos con plantas.

“Mi misión en este trabajo es beneficiar a la humanidad.  Si obtengo suficientes retornos como para pagar mis gastos, me doy por satisfecho, pues percibo que hay tan pocos que pueden mejorar los frutos; que es mi deber realizar mis proyectos”.

Tal era su compenetración con las plantas que llamaba a su hija “dulce retoño” y expresó sus teorías sobre cómo intervenir para mejorar la vida humana en un libro llamado “Growing the human plant” (Cultivando la Planta Humana), donde propone intervenir para  limitar la proliferación de características no deseables y una educación en un contacto íntimo con la naturaleza.

Según Manly P. Hall, presidente de la Sociedad de Investigadores Filosóficos Norteamericanos, Burbank decía que las plantas tienen más de 20 sentidos, pero al ser tan diferentes de los humanos, nos es imposible reconocerlos. Burbank no estaba muy seguro de que los árboles y las plantas pudieran comprender sus palabras, pero sí estaba seguro de que por telepatía, ellos podrían comprender lo que quería decirles.

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