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El biólogo alicantino Ignacio Solano ha desarrollado un «cóctel de bacterias» que garantiza la viabilidad de los jardines urbanos verticales en una apuesta por el paisajismo urbano que ha extendido a otros países europeos y de Sudamérica.
Los microorganismos utilizados, que proceden de Madagascar, permiten prolongar la vida de estos jardines y dan respuesta al problema de las plantaciones tradicionales, según han informado a EFE fuentes de la empresa alicantina Paisajismo Urbano. La aplicación vegetal evita que la sequedad consuma poco a poco las plantas, ya que la singularidad de los jardines verticales dificulta su mantenimiento. Solano obtuvo hace un año la patente de esta formulación y, desde entonces, ha realizado pruebas en jardines verticales de la Comunidad Valenciana y otras zonas de España.»En todos los casos se ha registrado éxito total», ha apuntado Solano, quien han subrayado la positiva respuesta dada por profesionales de la biología y jardinería al «cóctel de bacterias». El paisajismo urbano, consistente en tapizar fachadas, tejados y muros con diferentes plantas, debe lograr que las especies utilizadas crezcan sin estar enraizadas al terreno, a diferencia de lo que sucede en los jardines convencionales. Estos jardines verticales permiten aislar las construcciones reduciendo hasta en cinco grados la temperatura exterior en verano y hasta en 10 decibelios el nivel de contaminación natural acústica.Solano está aplicando este nuevo sistema en Colombia, Argentina, Chile y Ecuador en el marco de un ciclo de cursos formativos con los que intenta impulsar una «nueva filosofía verde». Ha explicado que la creación y conservación de cualquier jardín vertical exige un profundo conocimiento de los ecosistemas, tanto a la hora de elegir las especies como en establecer la combinación que pueden surgir entre ellas, de la microflora y la microfauna.
El biólogo y su empresa han utilizado más de un centenar de variedades de plantas -líquenes, musgos, helechos, orquídeas o bromelias- en estos proyectos. Según Solano, un metro cuadrado de cobertura vegetal produce de forma natural el mismo oxígeno que necesita una persona durante un año Fuente:
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