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El fascinante BOSQUE DE PIEDRA DE MADAGASCAR en Tsingy

Tsingy
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Cuando escuchas la palabra bosque lo primero que te imaginas es un lugar lleno de árboles y plantas, pero en el bosque de Tsingy son las rocas las que se roban la atención. En Paisajismo Digital te mostraremos un poco más a fondo este increíble y recóndito lugar.

Un bosque por el que no se puede caminar descalzo

La Reserva Natural Integral Tsingy de Bemaraha está ubicada en la región Melaky, específicamente en el centro oeste de la Provincia de Mahajanga en Madagascar. Fue decretada como tal en 1927 y se extiende a lo largo de 1500 kilómetros cuadrados donde las piedras, literalmente, brotan de la tierra como el follaje de las plantas.

Tsingy es un conjunto de mesetas cársticas formadas por aguas subterráneas almacenadas en elevados picos de piedra caliza, los cuales conforman un enorme macizo compuesto por afiladas e inestables montañas rocosas de diversas alturas, que pueden llegar a superar los 120 metros. Visto desde el aire, parece un enorme conjunto de cuevas formadas por rocas gigantes.

Tsingy

La constante erosión de las piedras a causa de las lluvias genera constantes derrumbes en el bosque, por lo cual la geología del lugar cambia continuamente. Por ello, el desplazamiento a pie por el lugar es sumamente riesgoso, prácticamente imposible en buena parte de su extensión territorial, y principalmente, durante el invierno, época en donde se inunda casi por completo.

Debido a sus características geográficas fue nombrado Tsingy por los nativos del lugar, palabra que, traducida del malgache -lengua originaria de Madagascar- significa “donde no se puede caminar descalzo“. Sin embargo, esta fama no ha atemorizado a numerosos investigadores y fotógrafos al momento de aventurarse a explorar las profundidades de esta maravilla geológica, adentrándose en sus intrincadas montañas y cuevas.

Desde el año 1994, la directiva del parque decidió construir una serie de puentes colgantes para que los turistas puedan apreciar la belleza del bosque sin riesgos para su integridad física ni para el ecosistema.

Además de rocas, ¿qué podemos encontrar en este maravilloso lugar?

El bosque de Tsingy fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1990. Esta distinción le fue otorgada no solo por la espectacularidad de sus paisajes y su riqueza geológica, sino también por albergar en su accidentada superficie a 11 familias de lémures, cinco tipos de murciélagos, 17 especies de reptiles y 104 clases de aves, además de contar con 650 especies de plantas.

A pesar de su inhóspita geografía, el bosque es adornado por manglares de larguísimas raíces que les han permitido acceder a los remotos depósitos de agua en las profundidades de las rocas. Espinosas plantas del género Pachypodium y crasuláceas del género Kalanchoe resaltan con su verdor en medio del océano rocoso del bosque. El 87% de las especies existentes son endémicas de la región de Bemaraha.

Además, numerosas y únicas especies de aves y reptiles, como el camaleón de Oustalet y el lagarto Brookesia perarmata, le hacen compañía a los lémures, quienes gobiernan la superficie, y a los murciélagos, dueños de las numerosas cuevas del bosque. Estas especies sobreviven no solo al relieve, sino al inclemente clima de la región. El período lluvioso va de noviembre a abril, con lluvias anuales promediadas en 1.800 mm. El resto del año es el período seco, con una temperatura promedio de 28°C y una elevada humedad, típica del clima tropical.

Los ríos Tsiribihina y Manambolo rodean la superficie de Tsingy. Son la principal fuente hídrica del bosque. Sus caudales atraviesan las profundidades de las rocas, siendo la reserva a la que apelan animales y plantas para su supervivencia durante el verano.

Pero, sin lugar a dudas, son las piedras las que se roban la atención en este bosque. De acuerdo con expertos en la materia, la pureza de la piedra caliza del bosque es impresionante, ya que está compuesta de 98 % de carbonato cálcico. Sin duda, una joya invaluable de la naturaleza.

Tsingy

El lémur: rey incuestionable de Tsingy

Como explicábamos anteriormente, en Tsingy existen 11 familias de lémures. La más numerosa en Tsingy es la Sifaka de Decken (Propithecus deckenii), especie endémica de la región marcada en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) por su riesgo a extinguirse.

Esta familia de lémures suele dividirse en grupos pequeños de máximo 10 integrantes. Son más pequeños y livianos en comparación a otras especies de lémures, con una estatura promedio de 55 centímetros ?incluyendo la cola? y un peso de tres kilogramos.

Estos mamíferos pueden adaptarse sin problemas a bosques secos caducifolios, por lo cual viven como reyes en Tsingy. Su increíble habilidad para trepar y desplazarse en espacios reducidos les permite escurrirse fácilmente por el irregular relieve del bosque de piedra, un laberinto que nadie conoce mejor que ellos.

Tsingy lemur

Una maravilla geológica destinada a desaparecer

Aunque su particular relieve ha contribuido a su conservación, al dificultar enormemente el paso del hombre por su superficie, la naturaleza tiene ya fijada la caducidad de este bello bosque.

La erosión y el movimiento de las placas tectónicas dieron origen al bosque de Tsingy, una enorme masa mineral que se encontraba bajo las aguas del océano Índico hace millones de años. Al bajar el nivel de las aguas el bloque de roca caliza de, aproximadamente, 200 metros de grosor quedó al descubierto al ascender al nivel del mar al final de la era glaciar.

La exposición a los agentes atmosféricos y el paso del tiempo, además del continuo movimiento tectónico, contribuyeron a fragmentar el bloque, edificando el bosque que hoy conocemos. La constante disolución de la piedra caliza por la erosión y el clima ha ayudado a formar riscos cada vez más elevados, pero también más frágiles.

Tsingy

Desde su formación, el proceso erosivo del bosque nunca se ha detenido, por lo cual el bosque está condenado a desaparecer. Así como emergió hace millones de años, dentro de varios miles cederá nuevamente ante las aguas que lo rodean. Es el ciclo natural de la vida. La naturaleza lo creó y será ella quien lo extinga.

Este es el principio natural que desde Paisajismo Digital intentamos promover para la conservación de los espacios naturales. Admirar y preservar el ecosistema es nuestra prioridad.

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