Desde mediados del siglo pasado, el movimiento land art se consolidó como una de las manifestaciones artísticas alternativas en la cultura estadounidense. Uno de sus primeros referentes, también considerado como pionero de la corriente minimalista, fue Robert Morris. Su obra, caracterizada por esculturas abstractas, dejó a su vez un legado importante en la pintura, el teatro y el cine. En Paisajismo Digital repasamos lo más destacado del land art de Robert Morris, artista fallecido en 2018 con una notable trayectoria de más de seis décadas. ¡Comencemos!
Breve biografía de Robert Morris
Robert Morris nació en la ciudad de Kansas, estado de Missouri, el 9 de febrero de 1931. Después de culminar la preparatoria, estudió ingeniería durante un par de años en la Universidad de Kansas, pero en 1950 descubrió su pasión por el arte, si bien mantuvo ambas carreras junto a sus estudios de filosofía hasta 1951. Ese año interrumpió su formación para prestar servicio militar en el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, con incursiones en Arizona y Corea.
Después de un año de labor militar regresó a su país, instalándose definitivamente en Nueva York para especializarse en la labor de escultor. En 1963 culminó su carrera de historia del arte en el Hunter College. Cinco años antes, el artista había inaugurado su primera exposición en la Galería Dilexi en San Francisco, con una serie de esculturas abstractas que llamaron la atención de la crítica local.
Aquella exposición consistía en una serie de piezas geométricas de distintos tamaños. Morris usó madera enchapada pintada en color gris, con piezas colgadas o apoyadas sobre el suelo, creando una sensación de equilibrio y minimalismo que, si bien generó opiniones divididas, consolidó al de Kansas como un exponente del arte vanguardista de la época. Veamos algunas de sus principales obras del artista norteamericano.
Minimalismo y espontaneidad: Así era el land art de Robert Morris
Muchas de las obras arquitectónicas de Robert Morris tomaron como base a yacimientos orientales y neolíticos, partiendo de recintos cuadrados o circulares que buscaban crear un contraste entre el mundo civilizado y la naturaleza virgen. Y es que, en muchas de sus esculturas, elementos como el vidrio otorgan una transparencia para estimular las percepciones visuales, que implican la noción de movimiento tanto dentro como fuera de la estructura.
Este es el caso de ‘William Mirrors’ (1977), una galería en la que el artista dispuso una serie de paneles (espejos) dentro de una habitación llena de cubos de color gris que dan una sensación tridimensional al espacio. Su época más prolífica fue en las décadas del 60′ y el 70′, donde trasladó sus obras a importantes galerías como el Museo Whitney de arte americano en Nueva York (1970), el instituto de arte de Chicago y el Museo de arte de Newport Harbor (1986), entre otras galerías notables de su país y otras partes del mundo.
En España, su obra más famosa fue el ‘Laberinto de Pontevedra’ (1999), ubicado en la Isla de las Esculturas de Pontevedra. Construido con granito, esta obra está integrada por una espiral de 12 metros de diámetro que cuenta con paredes de 2 metros de altura, ocupando una superficie total de 115 metros cuadrados. Con el tiempo, el musgo ha adornado la estructura, dando un contraste notable entre el gris de la piedra y el verde de la vegetación; un patrimonio contemporáneo de este espacio artístico gallego.
Principales obras del artista estadounidense
Sin duda, en cuanto al land art, la obra cúlmine de Robert Morris fue ‘Observatory’ (1977). Allí, el escultor norteamericano conjugó formas circulares entre las líneas rectas de campos, carreteras y vías de ferrocarril en un campo ubicado en Lelystad, Países Bajos. Construida en 1971 en unas dunas cerca de Velsen, el ‘Observatorio’ consta de dos montículos de tierra concéntricos (el exterior mide 71 m de diámetro) atravesados por tres aberturas en V y divididos por un foso.
El interior está construido por una estructura de madera que sostiene la tierra cubierta de césped y presenta cuatro orificios (ventanas), siendo uno de ellos la entrada. A través de un túnel en forma de triángulo, el usuario puede atravesar el círculo exterior y ubicarse justo en medio de la obra a través del eje Este-Oeste. La mejor vista se obtiene desde la piedra en el medio del círculo interior, la cual simboliza el ciclo del tiempo.
Los otros tres orificios del círculo central permiten apreciar el amanecer en algunas épocas concretas del año, tanto en otoño como en primavera. A su vez, hay una visera de acero en el medio que deja ver el amanecer en los equinoccios (21 de septiembre y 21 de marzo). En los lados norte y sur de los círculos hay dos cuñas de piedra, a través de las cuales se puede admirar el amanecer específicamente el 21 de junio (izquierda) y el 21 de diciembre (derecha) de cada año.
En ese sentido, Morris comparó el Observatorio con ‘Stonehenge’, el monumento prehistórico que, según él, también transmite el tiempo. La escultura original fue desmantelada en 1972 y reconstruida cinco años más tarde, en 1977, esta vez en la provincia de Flevolandia, también en Países Bajos.
El legado del land art de Robert Morris
Robert Morris falleció el 28 de noviembre de 2018 en Nueva York, por complicaciones derivadas de una neumonía. Entonces tenía 87 años y ya estaba retirado de la escena artística, pero su legado como referente del minimalismo ya le había consolidado como un referente del land art norteamericano.
A través de más de seis décadas de vida profesional, el de Kansas siempre defendió la libertad creativa para tomar riesgos, al tiempo que plasmaba en cada una de sus obras, su visión de la humanidad y el entorno natural.
Más allá de lo abstracto, Morris se apoyó en la teatralidad para defender sus ideas. Muchos de sus colegas criticaron su postura casi satírica para expresar preocupación por temas como el poder, la política y el temor a una inminente guerra nuclear.
Otros tantos, en cambio, valoraron su preocupación por este tipo de temas, así como sus instalaciones en espacios abiertos y cerrados donde predominaba la simpleza y la armonía entre materiales y entorno. La percepción del usuario siempre fue diversa, libre a la interpretación. Al final, la crítica acabó siendo positiva de modo generalizado, hacia su trabajo y las ideas que siempre defendió en cada intervención.
Conclusiones de un paisajista
De los exponentes del land art norteamericano, sin duda Robert Morris es uno de los más influyentes hasta ahora. Además de su labor multifacética, el artista fallecido en 2018 tuvo un profundo impacto en las tendencias abstractas y minimalistas, siendo considerado el padre de esta última y acérrimo defensor de las intervenciones a gran escala, desafiantes a la percepción de la mayoría, para marcar hitos pese a las críticas.
Si deseas conocer más sobre el land art de Morris y otros exponentes del arte basado en la naturaleza, no olvides visitar nuestras redes sociales. Allí encontrarás todas las actualizaciones del blog, además de nuestros cursos online disponibles. ¡Fórmate a distancia con la mejor asesoría 100 % profesional! En Paisajismo Digital tenemos los mejores cursos del mercado tanto en arquitectura como en jardinería paisajista. ¡Hasta la próxima!