Barcelona cuenta con uno de los espacios verdes más imponentes de Cataluña en el corazón de su Universidad, los Jardines de Ferran Soldevila. Este complejo vegetal se extiende a lo largo de casi 1 hectárea en la cual alberga a 150 especies vegetales. ¿Quieres conocer este histórico lugar? En Paisajismo Digital te llevamos a conocer un auténtico patrimonio vegetal vivo de la ciudad condal.
Breve reseña de los Jardines de Ferran Soldevila
Obra del arquitecto Elies Rogent, estos jardines se inauguraron junto a la sede principal de la Universidad de Barcelona, en 1859. Este espacio verde ocupa casi 1 hectárea de extensión en el campus universitario, ubicados en los claustros laterales del edificio central. Actualmente, los jardines se dividen en ocho áreas donde se ubican diversas especies endémicas e internacionales que llevan mucho tiempo dentro del jardín.
Si bien fue concebido como un espacio exclusivo para los estudiantes, en 1995 se decidió abrirlo al público en general, una vez tomó su nombre actual. Bautizados en honor del historiador y botánico español Fernando Soldevila y Zubiburu (1894 – 1971), los jardines se convirtieron en un nuevo atractivo para la ciudad, debido a su excelente ubicación, justo a pocos metros de plaza Catalunya.
Hoy en día, estos jardines cuentan con una estupenda colección de plantas exóticas, además de un invernadero en donde se protegen diversas especies nativas de la región, sensibles al impacto del frío y el calor intensos en invierno y verano. Además, dispone de diversos estanques con peces y ranas, por lo cual se consideran un auténtico pulmón vegetal en medio del caos urbano de la zona.
¿Qué ver en los Jardines de Ferran Soldevila?
Lo más impactante de los Jardines de Ferran Soldevila es, sin duda, su denominada ‘zona viva’. Allí, el complejo vegetal alberga un invernadero en el cual resguarda exclusivas colecciones de alcornoque (Quercus suber), ciprés llorón (Cupressus funebrus) y palmito (Chamaerops humilis), entre otros árboles y arbustos endémicos de la región, como es el caso de la denominada ‘montaña de Montserrat’ (Cereus hildmannianus), un cactus cuya forma recuerda a la mítica montaña catalana.
Además del invernadero, la ‘zona viva’ cuenta con varios estaques (pueden apreciarse peces y ranas que acompañan a las plantas acuáticas) y los patios de Ciencias y Letras. En el primero destacan enormes ejemplares de magnolia (Magnolia grandiflora) y ficus de caucho (Ficus elastica).
En el patio de Letras, el principal atractivo resulta un avellano (Corylus avellana) y un enorme naranjo amargo (Citrus aurantium), además de su colección de nenúfares blancos (Nymphaea alfa) y carpines rojos (Carassius auratus).
Un auténtico espectáculo natural en Barcelona
En cuanto al atractivo vegetal propiamente dicho, dos áreas brillan con luz propia en los Jardines de Ferran Soldevila. Una de ellas es Aribau, en el costado oeste del jardín, donde reposan dos de los ejemplares más antiguos del complejo botánico: un ginkgo (Ginkgo biloba) y un boj baleárico (Buxus balearica), los cuales datan de la época en la que se construyó el edificio principal a mediados del siglo XIX.
La otra área destacada lleva por nombre Balmes, donde reposan ejemplares de ombú (Phytolaca dioica) y pino piñonero (Pinus pinea), además de un raro y espectacular pitósporo (Pittosporum tobira) que adorna la zona que hoy sirve de estacionamiento para el lateral este del jardín.
Y es que, a lo largo de su extensión, más de 150 especies vegetales viven alrededor del edificio histórico y de lo que antes fue sede de todas las facultades de la Universidad de Barcelona, entre ellas la Facultad de Ciencias Botánicas. Es por ello que el sitio conjuga el patrimonio histórico y natural de Cataluña, conservando parte de la arquitectura y el diseño que le han distinguido desde hace más de un siglo.
Otros detalles sobre los Jardines de Ferran Soldevila
Fundamentalmente, las colecciones en el jardín nombrado en honor a Ferran Soldevila se centran en resguardar algunos de los árboles más antiguos de Barcelona. Algarrobos, cipreses, olivos, palmeras, pinos, tejos y decenas de especies acuáticas adornan un fantástico complejo que, actualmente, puede visitarse todo el año (excepto en Navidad y Año Nuevo) de forma totalmente gratuita.
Fuentes y manantiales, junto con las aves y anfibios que hacen vida en el jardín, dan una sensación de equilibrio ecológico y tranquilidad sin igual en pleno centro de Barcelona. El urbanismo ha opacado, con el paso de los años, el verdor de la ciudad condal, pero la Universidad catalana mantiene vivo el patrimonio natural de una urbe que ha sufrido importantes transformaciones desde la inauguración oficial de los jardines en 1859.
Con respecto a las transformaciones, los estanques han sido las áreas que más cambios han sufrido en el último siglo. Hoy día, el estanque principal es artificial y cuenta con peces que fueron introducidos como especies foráneas para erradicar larvas de mosquitos que atentaban contra las plantas acuáticas residentes. Sin embargo, esto acabó afectando a especies nativas como el fartet (Alphanius iberus), la cual fue trasladada a otro sitio para que pudiese sobrevivir.
Conclusiones de un paisajista
Los Jardines de Ferran Soldevila conectan a los ciudadanos catalanes con el pasado y el presente de Cataluña. Con más de un siglo y medio de historia, este terreno ha visto pasar a muchos de los intelectuales más influyentes de la región, junto con especies vegetales que hoy solo viven en los diversos documentos históricos que reposan en el jardín.
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