Las palmeras son fantásticas para los jardines ornamentales, ya que requieren muy pocos cuidados y aportan notables beneficios para cada espacio verde. Majestuosas y elegantes, estas especies vegetales prefieren los climas calurosos, aunque hay algunas variantes que soportan las heladas invernales. ¿Quieres incorporar un ejemplar en tu jardín? En este artículo de Paisajismo Digital te llevamos a conocer los tipos de palmeras para jardines ornamentales. Toma nota sobre las mejores especies según tu lugar de residencia. ¡Comencemos!
Palmeras para jardines ornamentales, las mejores opciones
Principalmente, las palmeras pueden ser tropicales o desérticas. En el caso de las mejores especies para jardines ornamentales, las familias tropicales son las más utilizadas, gracias a su fácil adaptabilidad a climas con temperaturas intermedias, generalmente templados.
No obstante, eso no quiere decir que las palmeras desérticas no puedan cultivarse en el hogar. Por el contrario, las especies desérticas son las más resistentes a climas extremos, siendo especies acostumbradas a soportar calor y sol directo en zonas donde llueve muy poco durante el año.
De igual manera, hay algunas especies desérticas adaptadas a climas fríos, que pueden soportar heladas moderadas. Generalmente, las palmeras desérticas son ideales para exteriores, pero algunas variantes (como las dátiles) son muy sensibles al frío.
En el caso de las especies tropicales, su clima endémico suele ser de bosques húmedos, por lo cual no están acostumbradas a recibir demasiado sol. Estas palmeras pueden utilizarse en jardines interiores o en espacios a semisombra, donde existan períodos anuales secos y lluviosos que garanticen su supervivencia. Veamos algunas de las mejores palmeras para jardines ornamentales que puedes adquirir en cualquier vivero o tienda botánica.
Palmito y cocotero, dos especies clásicas
El palmito (Chamaerops humilis) es uno de los tipos de palmeras más comunes en jardines ornamentales. Originaria de España, la especie es considerada como «enana», pues solo alcanza una altura máxima de 3 metros. De hojas en forma de abanico, la planta soporta la sequía sin problemas, siendo una especie nativa del Mediterráneo. Los riegos deben ser moderados en exteriores (una o dos veces por semana) durante el verano, pero en el caso de cultivarla en maceta si requieren riegos cada dos o tres días.
En el caso del cocotero (Cocos nucifera), su principal diferencia con el palmito es claramente su altura. La especie puede medir hasta 30 metros, por lo cual es una especie de cultivo ideal para exteriores. Sin embargo, también puede sembrarse en macetas, donde alcanza alturas máximas de tres o cuatro metros, utilizadas como especies decorativas en interiores. El cocotero requiere humedad y calor excesivo, con terrenos bien drenados. La especie soporta fuertes vientos y demanda riegos diarios en el verano, reduciéndose a un par de veces por semana en invierno.
Palmeras del género Phoenix
Las palmeras del género Phoenix son especies arbustivas ideales para el cultivo ornamental. Se caracterizan por sus hojas pinnadas con foliolos simples, usualmente dispuestos en grupos con espinas basales. La especie es endémica del norte de África, con amplia presencia en Canarias y el sur de Asia, siendo especies habituadas a climas secos que pueden soportar heladas moderadas.
Las más comunes son la dátil silvestre (Phoenix sylvestris) y la palma canaria (Phoenix canariensis), ambas especies de fácil adaptabilidad a climas tropicales y templados, con alturas comprendidas entre los 50 y los 1000 metros sobre el nivel del mar. La canaria no es de gran tamaño (suele medir entre 10 y 15 metros), mientras su hermana silvestre puede alcanzar alturas superiores a los 30 metros.
En el caso de la canaria, su fruto es similar al de la palma común, aunque menos popular debido a su sabor y textura. La palma datilera es la más conocida de las especies del género Phoenix, siendo considerada como la palmera más icónica de los jardines ornamentales. Más adelante describiremos sus características con mayores detalles.
Palma común, la reina ornamental
La palma común (Phoenix dactylifera) es una de las palmeras más distribuidas a nivel mundial, debido a su fácil cultivo y al valor nutricional de su fruto. La especie puede multiplicarse por semillas o hijuelos. Este último es el método más utilizado, ya que los hijos sembrados suelen ser idénticos a la palmera madre, conservando la calidad de sus frutos.
La especie habita en zonas cálidas, preferiblemente cerca de la costa. No obstante, puede vivir en exteriores con climas templados. Su amplia distribución en África, España y América le convierte en una de las plantas con mayor presencia en Occidente, por lo cual ha sido cataloga como una especie potencialmente invasora de ecosistemas nativos.
Sus frutos (dátiles) poseen un alto valor mineral y nutricional y pueden consumirse maduros, secos y en conserva. Además, las semillas de la planta pueden molerse para mezclarse con harina y preparar pan. Las flores también son comestibles y se utilizan como complemento de ensaladas y condimentos. Para su desarrollo, la especie requiere riego constante y abundante luz solar.
Palmeras para jardines ornamentales, otras alternativas
Si resides en América, una especie fantástica para cultivar en casa, sin duda, es la palmera real (Roystonea regia). Endémica del centro del continente, la especie tropical es la planta oficial de Cuba, siendo una planta de gran tamaño (alcanza alturas de hasta 30 metros) que es sensible a los fuertes vientos y al ataque de plagas.
Por su parte, si vives en regiones secas, la cola de zorro (Wodyetia bifurcara) es una buena alternativa. Endémica de Australia, esta palmera crece muy rápido y se adapta sin problemas casi a cualquier terreno con buen drenaje. Debe su nombre a la apariencia de su follaje, el cual se asemeja a la cola del zorro.
Otras buenas opciones para espacios verdes en exteriores son:
- Cola de pescado (Caryota urens)
- Frutos de oro (Dypsis lutescens)
- Palma augusta (Ravenea rivularis)
Palmera de Formosa o Arenga
La Arenga engleri es otra especie fantástica de palmeras para jardines ornamentales. Ideal para interiores y exteriores, su tamaño le hace parecer un árbol mediano. Endémica de Taiwán y el sur de Japón, la planta crece entre 4 y 5 metros de alto en espacios a semisombra. La planta no tolera la exposición directa al sol y puede soportar heladas de hasta -10°C, siendo una especie resistente a la sequía y el frío.
La palmera de formosa se multiplica por semillas y necesita terrenos húmedos y lugares frescos e iluminados, donde pueda resguardarse del sol durante el verano. En esa estación los riegos deben ser frecuentes, pero moderados, a diario. En invierno, debe regarse cada dos o tres días, siempre vigilando que no se formen encharcamientos.
Livistona chinensis y cica, un toque asiático
Cerramos con otras dos especies de origen asiático. Por un lado, la palma china (Livistona chinensis) alcanza alturas de hasta 10 metros en climas fríos, siendo una especie sensible al frío extremo que se propaga mediante semillas. En el caso de la cica, se trata de una especie ideal para interiores, ya que solo crece cerca de dos metros y puede plantarse en macetas sin problemas.
La cica (Cycas revoluta) necesita abundante luz natural y lugares ventilados, pero protegidos de la incidencia directa del sol. Los riegos deben ser semanales en el verano y una o dos veces al mes en invierno, ya que es una planta endémica de climas secos. Soporta heladas de hasta -10°C y calores de 40°C, por lo cual puede adaptarse sin problemas a climas tropicales y mediterráneos, siempre y cuando se proteja del sol.
Conclusiones de un paisajista
Las palmeras para jardines ornamentales son geniales debido a su fácil adaptabilidad y escasos cuidados. Pocas veces encontrarás especies tan generosas si de espacios verdes y decoraciones naturales se trata, por lo cual sembrar una palmera en casa siempre será una buena decisión. Por supuesto, debes asegurarte de contar con las condiciones que cada especie necesita para su cultivo y desarrollo.
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