Nacido en Australia en 1947, Andrew Rogers es un escultor especializado en Land Art cuyas obras han recorrido el mundo a través de su proyecto Rhythms of Life («Ritmos de vida»). En Paisajismo Digital repasamos la obra del artista de 75 años, cuya travesía en el arte paisajista comenzó a finales del siglo pasado.
Andrew Rogers y su estilo paisajista
El trabajo de Andrew Rogers como artista de land art contemporáneo inició en 1998. Ese año, el escultor australiano dio inicio al proyecto más importante de su vida, Rhythms of Life («Ritmos de vida»). Este tiene como objetivo levantar esculturas basadas en la naturaleza en todo el mundo. Hasta 51 esculturas se han construido en un total de 16 países, con esculturas y dibujos que rememoran la evolución de la civilización a través del entorno natural.
De acuerdo con el artista australiano, los trabajos del proyecto han requerido mapeos satelitales detallados de cada espacio a intervenir. Para ello, se capturan imágenes desde el cielo a más de 500 km de distancia para asegurarse de levantar la escultura en el lugar indicado. Luego, una vez culminada la obra, se registran nuevamente las fotografías satelitales para inmortalizar el trabajo.
Un ejemplo de esta labor artística es la escultura Sacred, en Eslovaquia (2008). Allí, Rogers utilizó mármol travertino blanco para dibujar una figura abstracta en las cercanías del antiguo castillo Spissky. Ese mismo año, el artista contemporáneo creó en Pokhara la escultura Knot, construida con piedras en las montañas de Nepal.
Si bien el estilo paisajista de Andrew Rogers no es efímero, él considera que, mediante las imágenes satelitales, «se recalca la importancia de la perspectiva de nuestra obra como cuidadores de la naturaleza«. Las esculturas pueden durar hasta 100 años, comenta Rogers, pero en algún momento los materiales utilizados «se reintegrarán nuevamente al paisaje».
Land art alrededor del mundo
Las obras del proyecto Rhythms of Life han recorrido todos los continentes, desde Australia hasta Estados Unidos y la Antártica. En total, los paisajes de 16 naciones han servido como lienzo para las obras de Andrew Rogers, explorando destinos inhóspitos en locaciones de Islandia, Bolivia y Namibia. En el país africano, el artista trabajó en 2012 en pleno desierto para construir su obra Sacred Fire (Fuego sagrado).
Rogers también trabajó en España en 2014, en Ibiza. Time and Space – The Speed of Light (Tiempo y espacio: la velocidad de la luz) es una escultura al borde de un acantilado, con 13 columnas de basalto macizo formando una secuencia de Fibonacci que representan el sistema solar. La columna central, de 10 metros de altura, tiene piezas de oro de 23 quilates para simbolizar al sol.
En Sudamérica, además de Bolivia, el artista contemporáneo trabajó en Chile. Allí, la escultura abstracta consistió en un geoglifo llamado Ancient Language (Lengua antigua) en el desierto de Atacama. La obra fue construida en 2004, basándose en un petroglifo descubierto en la región.
Para Rogers, su trabajo en estos destinos representa una oportunidad para exhortar a la humanidad a cuidar el planeta. Y es que los efectos de degradación del ecosistema y el impacto del cambio climático no son ajenos a su obra, pues la mayoría de esculturas se construyen al aire libre.
Además, el artista del land art suele involucrar a las comunidades locales en sus proyectos, tal fue el caso de Shield (Escudo). La figura labrada en roca en las colinas de Chyulu, Kenia, en 2010, contó con la colaboración de la comunidad Masai, tribu seminómada asentada en ese país y Tanzania.
Otras obras notables de Andrew Rogers
Uno de los trabajos más llamativos del proyecto Ritmos de vida fue Celebration of Life, una galería fotográfica realizada en 2006 en Israel. 42 mujeres embarazadas fueron fotografiadas en el desierto de Aravá, posando sobre el geoglifo «To life». En Estados Unidos, por su parte, Andrew Rogers construyó una escultura para representar los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego) con columnas de 10 metros de altura, rematadas con oro de 23 quilates en el Green River State Park de Utah.
Además de las esculturas basadas en la naturaleza, Rogers se especializa en obras talladas en metales, como la puerta fabricada en bronce en Red Hill, Victoria, Australia. El marco mide 4 metros de alto por 3,60 metros de ancho. Otros diseños de menor envergadura pueden verse en obras fabricadas con metales fundidos, las cuales pueden disfrutarse en su página web oficial.
En una entrevista publicada por el portal Dream Idea Machine, el artista australiano comenta que, con cada una de sus obras, su intención es reflejar la interconexión de la humanidad con la naturaleza «a través del tiempo y el espacio».
Y es que, bien sea a gran o pequeña escala, Rogers procura crear formas llenas de vitalidad y optimismo como una metáfora de «la regeneración de la vida» y «la diversidad de los individuos». Así, su arte envía «un mensaje optimista» más allá del deterioro del planeta. Un mensaje que, a su vez, recalca la labor del ser humano como responsable de construir «un lugar de justicia y compasión».