El movimiento land art cobró fuerza en los Estados Unidos en la década del 70′. En esa época, una pareja de artistas migró a la nación norteamericana para encontrar un hogar y donde plasmar su obra. Ese fue el caso de Christo y Jeanne-Claude, dos artistas que contribuyeron a la industria del arte basado en la naturaleza con un enfoque muy particular. En Paisajismo Digital repasamos la obra de dos artistas ya fallecidos, pero cuyo legado ha trascendido en el tiempo.
Breve biografía de Christo y Jeanne-Claude
Christo y Jeanne-Claude, dos figuras icónicas en el mundo del arte, se unieron en matrimonio y en creatividad para transformar paisajes naturales en impresionantes obras de arte. Christo Vladimirov Javacheff nació en Bulgaria en 1935, mientras que Jeanne-Claude Denat de Guillebon nació en Marruecos, también en 1935. Curiosamente, ambos nacieron el mismo día (el 13 de junio) y se conocieron en París en 1958.
Desde entonces compartieron una visión artística única: utilizar la naturaleza como su lienzo y el paisaje como su inspiración. Su trayectoria artística comenzó en el ámbito del arte abstracto, pero pronto encontraron su pasión en el land art, un movimiento que fusiona el arte y el entorno natural de manera sorprendente. En principio, Christo se había desempeñado como pintor después de pasar por la Academia de Buenas Artes de Viena. En cambio, Jeanne-Claude no tenía mayor experiencia artística.
Más adelante, en 1962, la pareja asumió su primer proyecto monumental, Rideau de Fer (Cortina de Acero). Allí, bloquearon con barriles de petróleo la Rue Visconti, una pequeña calle sobre el Río Sena, como rechazo al Muro de Berlín. La obra solo estuvo en pie unas horas, pero dio a conocer al dueto en la comunidad artística parisina. A continuación, repasamos cómo fue evolucionando su estilo artístico durante las siguientes décadas.
Así es el land art de Christo y Jeanne-Claude
El Land Art de Christo y Jeanne-Claude se caracteriza por su monumentalidad y su capacidad para transformar paisajes comunes en escenarios extraordinarios. Para ello, solían utilizar materiales efímeros y naturales como tela, madera y piedra, creando instalaciones temporales que interactúan de forma armoniosa con la naturaleza circundante.
En ese sentido, su enfoque radica en intervenir en espacios públicos, desde parques hasta costas, dándoles una nueva vida a través de sus intervenciones artísticas. Además, cada obra procuraba enviar un mensaje sobre diversos temas de interés político, social y ambiental, muchas de ellas elaboradas con financiamiento propio.
A finales de los años 70′, ya asentados en territorio estadounidense, Christo y Jeanne-Claude desarrollaron el proyecto ‘Valley Curtain’. La obra consistía en un paño de 400 m de largo que cubría el Rifle Gap, un valle en las Montañas Rocosas en Colorado. Este proyecto demandó un presupuesto de US$230.000 que los artistas debieron reunir, generando protestas de algunos grupos ambientalistas.
Principales obras de Christo y Jeanne-Claude
Uno de sus primeros éxitos en los Estados Unidos fue ‘Running Fence’ (1976): Esta icónica obra consistió en una enorme cerca de tela blanca que se extendía por 39.4 kilómetros a través del paisaje de California y terminaba en el océano Pacífico. Ese año, Christo obtuvo la nacionalidad estadounidense, un gran logro para el artista puesto que había perdido la nacionalidad búlgara al migrar ilegalmente a Francia en 1958.
Por su parte, en ‘Surrounded Islands’ (1983) los artistas rodearon con tela rosa las islas de Biscayne Bay en Miami, creando una obra que se integraba perfectamente con el entorno acuático. El proyecto contó con la colaboración de 430 ayudantes y pudo ser contemplado durante dos semanas en las que las islas fueron vigiladas 24 horas por monitores en botes inflables.
Más adelante, en 1995, llegó el turno de ‘Wrapped Reichstag’. Allí, la pareja cubrió el Reichstag en Berlín con una tela plateada brillante, creando un símbolo de unión tras la reunificación alemana. El edificio comenzó a ser envuelto el 17 de junio de 1995, previa autorización del parlamento alemán. El espectáculo fue contemplado por 5 millones de visitantes desde el 24 de junio antes de ser retirado un par de semanas más tarde.
Una década más adelante inauguraron ‘The Gates’ (2005): En el Central Park de Nueva York, Christo y Jeanne-Claude instalaron 7,503 marcos de puertas con cortinas de tela ondeante, creando un espectáculo visual deslumbrante. El valor del proyecto se estimó en US$21 millones que fueron reunidos completamente por Christo y Jeanne-Claude subastando muchas de sus pinturas, fotografías y trabajos visuales creados en las décadas del 50′ y el 60′.
El legado paisajístico de Christo y Jeanne-Claude
El trabajo de Christo y Jeanne-Claude dejó una huella imborrable en el mundo del land art contemporáneo. Su enfoque innovador y audaz inspiró a generaciones de artistas a repensar la relación entre el arte y la naturaleza. Su capacidad para transformar espacios cotidianos en experiencias artísticas extraordinarias sigue siendo un ejemplo de cómo el arte puede enriquecer y ampliar nuestra percepción del entorno que nos rodea.
Algunos de sus proyectos no llegaron a realizarse por falta de permisos legales. De igual manera, otros fueron muy criticados debido a su costo y complejidad. Este fue el caso de ‘Umbrellas’ (1990). El plan consistía en instalar paraguas azules y amarillos en California e Ibaraki, Japón, al mismo tiempo, con un presupuesto de US$26 millones. Dos personas fallecieron durante la ejecución y desmantelamiento de la obra, debido a los fuertes vientos y la altura de la zona intervenida.
Además, el fallecimiento de Jeanne-Claude en 2009, por causa de un aneurisma, también contribuyó a mermar la producción artística de la pareja antes de lo previsto. Denat tenía 74 años cuando falleció. Más tarde, en 2020, Christo murió a los 84 años el 31 de febrero en Nueva York.
Conclusiones de un paisajista
En líneas generales, Christo y Jeanne-Claude no solo crearon instalaciones impresionantes, sino que también redefinieron la forma en que vemos y experimentamos el paisaje. Su legado perdura en cada rincón del mundo que alguna vez transformaron, recordándonos que el arte puede florecer en los lugares más inesperados y que la naturaleza misma puede ser la mejor galería para las expresiones creativas del ser humano.
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