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La biomímesis, una disciplina tecnológica que emula el entorno natural

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La biomímesis surgió como una corriente de pensamiento científico hace siglos. La misma concibe a la naturaleza como una fuente de sabiduría para resolver problemas de la humanidad a través del desarrollo tecnológico. En Paisajismo Digital analizamos esta disciplina que busca emular a la naturaleza para optimizar nuestro hábitat.

¿De dónde viene el término biomímesis?

Si bien su denominación actual es relativamente reciente (1982), esta disciplina ya era entendida como tal desde siglos atrás. Leonardo Da Vinci, polímata del Renacimiento durante el siglo XVI, veía a la naturaleza como fuente de sabiduría, por lo cual se considera como seguidor de esta corriente intelectual. De este modo, por ejemplo, Da Vinci analizó el vuelo de las aves para formular un código que sentaría las bases científicas del vuelo mecánico.

Llamada “biomimética” en los años 70, la biomímesis comenzó a llamarse así desde 1982, un término constituido por los vocablos griegos bio (vida) y mimesis (imitar). Así se sustentó la premisa de “imitar a la naturaleza” y ver al planeta como fuente de sabiduría.

En 1998, la bióloga estadounidense Janine Benyus fundó el Gremio de Biomimesis y, más tarde, el instituto Biomimicry (2006). Junto con su colega Dayna Baumeister, Benyus ha impulsado el uso de esta disciplina en diversos campos de la investigación científica con un objetivo claro: resolver problemas de la vida cotidiana a partir de modelos naturales. Así, la biomímesis puede aplicarse, por ejemplo, a la arquitectura del paisaje para construir entornos ecosostenibles.


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Vida natural, la premisa de la biomímesis

Los principios de la biomimética reúnen buena parte de las premisas de la sostenibilidad ambiental. Janine Benyus, en uno de sus libros sobre biomímesis (Biomimicry: Innovation Inspired by Nature), expone la necesidad de implementar una filosofía de vida natural para sacar el máximo provecho de esta corriente científica.

En ese orden de ideas, la especialista señala cuatro premisas fundamentales:

  1. La necesidad de utilizar fuentes de energía renovables (como la solar).
  2. La importancia de “reciclarlo todo” teniendo como referencia los ciclos de la materia.
  3. El deber de evitar el derroche de recursos.
  4. La iniciativa incentivar la demanda de tecnología local y el colaboracionismo.

Para Benyus, la naturaleza da el ejemplo, pues los ciclos de materia y energía en cualquier ecosistema están autorregulados. “Si quieres encontrar soluciones ambientales, pregunta al planeta; allí está las respuestas“, afirma la bióloga norteamericana.

A su vez, Benyus sugiere que, tras 3800 millones de años de antigüedad, lo más sensato al intentar desarrollar una tecnología es preguntarse “¿cómo lo haría o resolvería la naturaleza?”.

En una época en donde el cambio climático y la contaminación ambiental son dos de los principales desafíos de la humanidad, la arquitectura biomimética cobra mayor vigencia. Vista como una alternativa ecologista para cambiar el enfoque de la arquitectura paisajista tradicional, conviene repasar algunas obras que ejemplifican la vocación de “imitar a la naturaleza” a través del desarrollo urbano.

La arquitectura biomimética

La biomímesis
El velcro, un material inspirado en las características de la bardana. Foto: Archivo

La arquitectura biomimética es fundamental para ejecutar esta disciplina. Además de considerar los objetivos señalados por Janine Benyus, esta corriente arquitectónica apuesta por el modelo de “economía circular”, es decir, por la reducción de desechos sólidos y el aprovechamiento de los recursos naturales disponibles.

Diversos objetos que utilizamos diariamente han sido diseñados con base en la biomímesis. Por ejemplo, los impermeables utilizan una tecnología ideada a partir de la flor de loto (Nelumbo nucifera). A esta planta sus nanopelos le permiten retener las gotas de agua sin que sea absorbida por las hojas. Funcionan los tejidos, pinturas y otras superficies que repelen los líquidos emulan la capacidad impermeable del loto.

Asimismo, el velcro fue creado tomando como ejemplo a la bardana (Arctium lappa). Las diminutas púas del cardo son emuladas por la superficie del velcro, el cual posee un sistema adhesivo para telas. Muchos sistemas ferroviarios, por su parte, utilizan un sistema para reducir el ruido de circulación de trenes urbanos que tomó como referencia el vuelo silencioso del búho mientras acecha a sus presas.

La biomímesis, una disciplina en pleno desarrollo

Trenes con pico de pájaro, diseñados como referencia del pico del pájaro martín pescador. Foto: Archivo

Hoy día podemos apreciar nuevas obras e inventos tecnológicos apoyados en los principios de la biomímesis. En Japón, los “trenes con pico de pájaro” cuentan con un testero (cola, parte trasera) diseñado a partir del pico del pájaro martín pescador. Así, las máquinas ya no producen contaminación acústica y consumen menos energía.

Desde comienzos de siglo, el diseñador industrial norteamericano de origen italiano, Franco Lodato, se ha especializado en la producción de artículos con arquitectura biomimética.

Lodato utiliza los modelos de la naturaleza física, química y eléctrica para crear sus propios diseños, como fue el caso del famoso piolet (agarrradera para alpinistas) diseñado emulando el pico de los pájaros carpinteros. Con este piolet los alpinistas tienen un golpe y agarre mucho más seguro al escalar.

Otro ejemplo de los trabajos realizados por Lodato fue el diseño de varios móviles de las marcas Motorola y Nextel a mediados de la década del 2000. Los teléfonos se diseñaron a partir de la forma de los camarones, dejando atrás los móviles estilo bloque o ladrillo de finales de los 90´s.

Según el Instituto de Negocios de la Universidad Point Loma-Nazarene de California, para 2025, la biomímesis producirá cerca de 300 mil millones de dólares del PIB estadounidense. ¿Cómo alcanzar esta proyección? A partir del desarrollo de aplicaciones industriales para diversos propósitos.

Estas aplicaciones generarán cerca de 2 millones de empleos fijos y permitirán ahorrar, cuando menos, 50 mil millones de dólares en recursos naturales. Nada mal para esta corriente científica, ejemplo de innovación y sostenibilidad inspiradas en la naturaleza.


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Conclusiones de un paisajista

La biomímesis promueve la simbiosis entre el desarrollo de la humanidad y la naturaleza en su estado puro. En una era en la que la ecología y la sostenibilidad son objetivos mundiales para frenar el deterioro ambiental y enfrentar el cambio climático, esta disciplina representa una excelente alternativa para continuar con el desarrollo tecnológico en favor del entorno natural y el mejoramiento de la calidad de vida en espacios habitables.

Desde Paisajismo Digital auspiciamos el éxito de las tecnologías desarrolladas a partir de las premisas biomiméticas. Toda perspectiva sostenible es bienvenida, más aún cuando la misma puede aplicarse a tantos ámbitos de la cotidianidad.

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