China ha implementado, desde el año 2012, un programa de desarrollo de la civilización ecológica, apostando por la cobertura vegetal de áreas afectadas por la contaminación ambiental. En este sentido, el bosque artificial de Saihanba es una de sus obras insignia, si bien su construcción comenzó hace ya varias décadas. En Paisajismo Digital te llevamos a conocer esta particular granja forestal. Una obra de restauración ambiental que ha generado múltiples matices de opinión en la industria verde.
Saihanba, un territorio reforestado
Saihanba es un terreno Ubicado en la región mas septentrional de la provincia de Hebei. Con 200 kilómetros cuadrados, el parque forestal era hasta hace 60 años totalmente desértico y estéril, afectado por la explotación forestal y fuertes tormentas de arena que asolaron esta región desde el siglo XVII.
Recién a mediados de 1962 la Administración Estatal de Silvicultura del Gobierno chino dio luz verde para el proyecto de reforestación del territorito. El objetivo del proyecto era claro: convertir esta área en un pulmón vegetal para el norte de China.
La Granja Forestal Mecánica de Saihanba comenzó con la construcción de plantadores de árboles, una estrategia que pretendía convertir la zona en un oasis vegetal, más allá de ser totalmente artificial. Fue así como 369 silvicultores iniciaron la recuperación del área de más de 20000 hectáreas, trabajos que fueron continuados por tres generaciones de silvicultores chinos.
En 2017, las Naciones Unidas premiaron el bosque artificial chino con el Premio Campeones de la Tierra, como reconocimiento a su contribución ambiental, restaurando un paisaje totalmente degradado. Al respecto, Xi Jinping, presidente de la República Popular China, ha manifestado su “orgullo” por el trabajo realizado en este bosque. Por ello, el mandatario insta a “conservar el espíritu de Saihanba” para profundizar en la conservación ecológica del país.
El bosque artificial más grande del mundo
Este bosque artificial es uno de los principales estandartes de la China sustentable. Más de 618 especies han sido sembradas en el parque forestal, incluyendo 312 géneros de plantas vasculares. Sin embargo, las condiciones climáticas de la región han sido uno de los principales problemas para el desarrollo del bosque.
En invierno, las heladas alcanzan temperaturas de hasta -43 grados centígrados, mientras los días medianamente cálidos apenas duran un par de meses. Debido a estas condiciones, los ingenieros forestales a cargo del parque han desarrollado tecnologías de cultivos artificiales. Fue así como, de una tasa inicial de supervivencia de especies de 8% (en los primeros años) se pasó a una tasa del 98%.
Una de las técnicas utilizadas en Saihanba es el cultivo sin tierra, mediante tejidos hidropónicos. Si bien el Gobierno chino es muy hermético en la divulgación de sus métodos científicos, este tipo de cultivos también se utiliza en otros países de la región, como Japón. Así, los horticultores logran crear huertos resistentes a las condiciones adversas, con vegetales capaces de crecer en cualquier entorno, recudiendo además el consumo hídrico.
Hoy, Saihanba cuenta con una cobertura vegetal del 80%, la cual es capaz de conservar y purificar cerca de 137 millones de metros cúbicos de agua al año, según datos del Gobierno chino. A su vez, la Academia Forestal de China asegura que esta granja forestal puede absorber más de 860000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) y liberar otras 600000 toneladas de oxígeno anualmente.
Cobertura verde para una cuarta parte de China
A principios del siglo XXI, el Gobierno chino anunció la puesta en marcha de un plan de reforestación en todo el país. El objetivo: convertir a China en una eco-civilización, cubriendo de verde un territorio que fue severamente golpeado a finales de los años 90 por fenómenos climatológicos.
Así, el deterioro medioambiental se convirtió entonces en un problema de Estado. Con un país convertido en, prácticamente, un enorme desierto, y una masa forestal que apenas llegaba al 14% de su superficie. Desde el año 2001, de acuerdo con cifras oficiales de la Administración Estatal de Silvicultura, China ha recuperando, en promedio, 50000 kilómetros cuadrados de áreas forestales al año.
Para finales de 2020, una cuarta parte del territorio chino está cubierta de verde, el equivalente a casi 20 millones de hectáreas. Según especialistas en materia ambiental, China está a punto de alcanzar el 23,04% de cobertura boscosa, lo necesario para convertirse en una eco-civilización. Esto se traduce en una reducción de emisiones de dióxido de carbono del 18% y un ahorro hídrico cercano al 23%, detalle el informe Green is gold.
Por su parte, la inversión en reforestación ha rondado los 70000 millones de euros en los últimos cinco años. Las restricciones y sanciones a empresas que practiquen la deforestación son cada vez mayores. No existe otro país del mundo que haya recuperado tantas áreas verdes como China en este siglo. No obstante, el país sigue liderizando la lista de naciones emisoras de CO2. Y 27% de su territorio sigue siendo árido.
Aún hay mucho por hacer, pero los esfuerzos por descontaminar el país mediante la cobertura verde son indiscutibles. Y sus efectos, poco a poco, se notan en la población. Solo en Pekín, el riesgo de sufrir tormentas de arena en primavera se ha reducido en un 70% durante la última década. Los bosques artificiales están cumpliendo parte de su misión.
Conclusiones de un paisajista
Bosque artificiales como el de Saihanba representan el mejor ejemplo de la apuesta del gobierno chino por reforestar el país y mitigar los efectos que la contaminación ambiental y el cambio climático han causado en la población. Muchos especialistas aplauden estas iniciativas. Otros tantos dudan de la veracidad de las estadísticas estadales en materia ambiental. La transparencia informativa es, sin duda, una de las principales deudas de las autoridades locales.
Sin embargo, la apuesta verde de China seguirá dando de qué hablar en los próximos años. Desde Paisajismo Digital auspiciamos el desarrollo de iniciativas verdes como estrategias sustentables para optimizar la calidad de vida a través de la recuperación de los ecosistemas. La protección ambiental es clave para construir el mundo del mañana.