Las Smart Cities son referentes no solo de modernidad, sino también de sostenibilidad. En teoría, este debería ser el norte de las principales ciudades del mundo, pero no todas están listas, aún, para lograrlo. ¿Es complicado completar la transición urbana a una Smart City? En Paisajismo Digital desglosamos cinco claves para construir ciudades inteligentes.
Conectividad total, indispensable en una ciudad inteligente
Un ingrediente vital para la transición urbana a una Smart City es el Internet de las cosas (Internet of Things, IoT). Chips y redes inalámbricas para permitir el tráfico de datos a través de todos los objetos que utilizamos a diario ayuda a simplificar la vida de las sociedades.
Al mismo tiempo, la información resguardada en la nube permite resguardar datos de uso público e información privada de forma segura, en manos del Estado. En este sentido, la firma francesa SigFox ha dado un paso adelante en el desarrollo de las redes que facilitan el IoT, con apenas una década en el mercado.
Gestión energética, sello en la transición urbana a una Smart City
Uno de los principales problemas que afrontan las grandes ciudades es el consumo de agua potable y electricidad. En este sentido, las ciudades inteligentes se diseñan pensando en la optimización de la eficiencia energética, mediante sistemas de distribución basados en inteligencia artificial.
De este modo, los ciudadanos no solo llevarán control del consumo energético en sus facturas mensuales. Habrá un control en tiempo real del consumo eléctrico y, a su vez, sistemas de tratamiento, distribución y reciclaje del agua potable. La optimización de los servicios básicos y la consciencia energética hacen la diferencia en una ciudad sostenible.
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Infraestructura inteligente, la diferencia en una Smart City
Este punto es uno de los más importantes en la transición urbana a una Smart City. Los edificios de la denominada «Revolución Industrial 4.0» son diseñados no solo para proveer confort y espacios perdurables, sino también para contribuir con la conectividad y la gestión energética eficiente.
Es así como, desde el diseño inicial, se consideran aspectos que van desde el emplazamiento del terrero (para garantizar conexiones seguras de agua potable) hasta la ubicación de la infraestructura (para el máximo aprovechamiento de la luz solar y del aire natural en la zona).
Todo esto se resume en sistemas domóticos, con los cuales se automatiza la gestión energética de las infraestructuras y se garantiza su sostenibilidad. Paneles solares, techos verdes, jardines verticales y sistemas de recolección de agua fluvial son algunos de los complementos que convierten una infraestructura cualquiera en una casa o edificio inteligente.
Medición ambiental, fundamental para crear urbes sostenibles
Todo lo anteriormente mencionado se piensa en pro de la conservación ambiental. En este sentido, la inteligencia artificial permite instalar sensores inalámbricos que miden los niveles de contaminación ambiental en las ciudades, desde la calidad del aire y del agua hasta el consumo energético y las emisiones de Gases de Efecto Invernadero.
Asimismo, la gestión medioambiental se enfoca en otros dos aspectos claves: el uso de los recursos naturales y la protección a la biodiversidad. Es así como no solo se evalúa el consumo de agua y electricidad. También se resguardan áreas verdes y ecosistemas donde hacen vida especies animales y vegetales nativas de cada región. Cada metro cuadrado de verde es oxígeno para el planeta. Las ciudades inteligentes lo saben y, por ello, se planifican para aprovechar al máximo el patrimonio natural local.
Máxima calidad de vida, el horizonte de la transición urbana a una Smart City
La transformación tecnológica y la protección ambiental derivan en el principal objetivo de la transición urbana a una Smart City: optimizar la calidad de vida. Construir ciudades más limpias y eficientes para todos, planificadas en función de las necesidades de la sociedad, hace posible llevar vidas más sanas y seguras en entornos urbanos.
Los sistemas de movilidad sostenibles (carreteras, autopistas, ciclovías, medios de transporte masivo…), la digitalización de la economía (comercio online), la seguridad ciudadana (sistemas de reporte de delitos en tiempo real) y una gobernanza transparente (a través del flujo informativo público y seguro) son algunas de las medidas implementadas para lograr sociedades perdurables y conscientes del valor de cada recurso invertido. Ciudades inteligentes propician «vidas inteligentes». Todo se traduce en confort y sostenibilidad.
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Conclusiones de un paisajista
Completar la transición urbana a una Smart City requiere tiempo, mucha inversión, esfuerzo y compromiso por parte de las autoridades locales. En Europa, Asia y Oceanía los proyectos de desarrollo de ciudades inteligentes llevan casi una década. En África y América también se están dando pasos firmes, aunque a un ritmo más pausado.
Lo cierto es que la meta de alcanzar la Agenda 2030 de las Naciones Unidas se está tomando en serio. Las Smart Cities no son solo proyectos a futuro. Son el presente de la arquitectura mundial, y en Paisajismo Digital te mantendremos informado de todas las novedades que el desarrollo urbano sostenible genere en el mundo.