Uno de los principales referentes de la arquitectura paisajista latinoamericana de los últimos 30 años es el mexicano Mario Schjetnan, magíster de diseño urbano quien ha dedicado toda su carrera profesional al desarrollo de proyectos sostenibles, en su mayoría, para la capital de su país. En Paisajismo Digital te invitamos a conocer la obra de este extraordinario arquitecto.
¿Quién es Mario Schjetnan?
Nacido en Ciudad de México (Distrito Federal) en 1945, Mario Schjetnan creció en una familia que supo cultivar en él los valores que le ayudarían a definir su carrera profesional rápidamente. Su padre era arquitecto especialista en el diseño de campos de golf, mientras su madre era licenciada en Historia y aficionada a la literatura y el teatro.
Con una base cultural notable, Schjetnan ingresó a la Universidad Nacional de México a comienzos de los años 60, completando su licenciatura en Arquitectura en 1968 y, dos años más tarde, obtendría el título de magíster Arquitectura del Paisaje especializado en diseño urbano en la Universidad de California, en Berkeley.
Desde entonces, orientó sus trabajos a la planificación ecológica de las ciudades, con proyectos que buscan la integración de la arquitectura, el urbanismo y la naturaleza mediante diseños sencillos que buscan reconciliar el paisaje citadino con el entorno natural.
Mediante el Grupo de Diseño Urbano (GDU), fundado en 1977 junto al arquitecto José Luis Pérez Maldonado, Mario Schjetnan ha lanzado la mayor parte de sus proyectos de desarrollo urbano, dejando fluir su imaginación para oxigenar el paisaje de una de las capitales más dinámicas de Hispanoamérica, con ideas que parecen sacadas del sombrero del mismo Merlín, rescatando, casi por arte de magia, espacios del DF mexicano que parecían condenados por la desidia urbana.
Una fuente inagotable de creatividad
Mario Schjetnan ha vivido la mayor parte de su existencia en la Ciudad de México, urbe que ha pagado caro su acelerado crecimiento urbano desde los años 70, siendo hoy día una de las capitales más contaminadas del planeta. Este factor ha incidido en la labor profesional del arquitecto mexicano, quien se resiste a la idea de ceder ante el caos urbano.
Según Schjetnan, es posible revertir el impacto de la modernidad en el ecosistema de las grandes urbes auspiciando el desarrollo de la ciencia, el arte y el diseño, así como la ética y la participación ciudadana. Sus trabajos poseen un enfoque interdisciplinario, cuya premisa fundamental es que el paisaje es un arte en el cual la naturaleza dialoga con el espíritu.
Así, el arquitecto deja volar su imaginación al momento de crear alternativas que permitan restaurar espacios naturales golpeados por el urbanismo. Un ejemplo de ello es la rehabilitación del Bosque de Chapultepec, una intervención a 162,45 hectáreas de espacio público comenzada en 2004. La segunda sección del proyecto (aún en construcción) es, sencillamente, espectacular.
Del mismo modo, el Parque Bicentenario, un jardín botánico diseñado para la subsistencia de ocho ecosistemas erigido sobre una antigua refinería de acero en Azcapotzalco, en el DF, constituye uno de sus aportes más notables al maltrecho ecosistema de la capital mexicana. En este mismo terreno se creó el Tecno-Parque, el campus corporativo más importante del país.
Para Mario Schjetnan cualquier área urbana es rescatable, su ingenio le permite transformar en arte el impacto la modernidad sobre la naturaleza. Para él, lo más importante es optimizar la calidad de vida de los ciudadanos mediante la “ecología metropolitana“, esa que ha sabido desarrollar en su maltrecha ciudad natal, gracias a su caudal de creatividad, una referencia de lujo para la arquitectura paisajista latinoamericana.
Parque La Mexicana, su última joya para la capital mexicana
En un terreno de más de 28 hectáreas ubicado en pleno casco urbano del DF (Lomas de Santa Fe), Mario Schjetnan logró emplazar un parque urbano en área muy codiciada por las compañías inmobiliarias mexicanas.
Con el apoyo de la municipalidad, la primera fase del proyecto fue inaugurada en noviembre de 2017, mientras la segunda fase de labores arrancó en marzo pasado. El Parque La Mexicana contará con todo lo necesario para un área de esparcimiento citadina: ciclopista, trotapista, canchas de fútbol, padel y baloncesto, además de un centro cultural. Se espera que la obra esté lista a finales de 2018.
La principal novedad del proyecto es la puesta a punto de un sistema tecnológico para la captación de agua pluvial, con la capacidad de generar energía solar a través de celdas fotovoltaicas y de Led, además de crear 12500 metros cuadrados de zonas de humedales. Esto le convierte en el nuevo pulmón vegetal de la Ciudad de México.
El legado arquitectónico de Mario Schjetnan
Otros tantos proyectos desarrollados en México y Estados Unidos le han valido a Mario Schjetnan el Sir Geoffrey Jellicoe Award, máximo reconocimiento a la trayectoria otorgado por la Federación Internacional de Arquitectos Paisajistas (IFLA) en 2015. Él ha sido el primer arquitecto latino en recibir esta distinción.
El legado de Schjetnan en la arquitectura mexicana es invaluable. Sus obras han contribuido no solo a embellecer y optimizar el paisaje local, sino que han demostrado cómo mediante soluciones creativas es posible enfrentar la terrible contaminación que padece la Ciudad de México.
La obra de este arquitecto siempre ha tenido el horizonte claro: diseñar proyectos realizables, eficientes y estéticos que garanticen la conservación y el mejoramiento del medio ambiente local, siempre incentivando la participación ciudadana para el desarrollo y preservación de la obra final.
En Paisajismo Digital esperamos que hayas disfrutado de este repaso por la trayectoria de Mario Schjetnan, quien a sus 72 años sigue nutriendo con su ingenio a la arquitectura paisajista latinoamericana.
El Arquitecto Mario Shjetnan será un gran paisajista, pero es un pésimo humanista. En el Proyecto Distrito Casco en San Pedro Garza García, Nuevo León, México su diseño destruyó por completo el histórico Parque Nemesio García Naranjo. A lo histórico se le da mantenimiento y, de ser necesario, se le restaura, pero no se le destruye como lo diseñó el Arquitecto Shjetnan, destruyeron por completo el parque original, van a talar árboles grandes y vivos y, en donde había un kiosko, van a poner un enorme disco verde que nada tiene que ver con la arquitectura norestense. Por si fuera poco, a los vecinos que vivimos enfrente del parque nos van a dejar solo 1 carril de circulación empeorando la de por si saturada vialidad, nos van a quitar los cajones de estacionamiento exclusivos y ya no podremos estacionarnos frente a nuestras casas por lo cual tendremos que estacionarnos lejos de nuestras casas o pagar parquímetros. En esta área vivimos muchos adultos mayores que necesitamos rápido acceso de ambulancias y vialidades fluidas en caso de urgencias o accidentes, pero el Arq. Shjetnan no tomó en cuenta nada de esto, inclusive se nos va a dificultar el acceso a nuestras viviendas. Creo que un diseño arquitectónico debe ser bonito, pero también funcional, acorde con el entorno y útil a la comunidad, que lástima que al Arq. Shjetnan no le importó en lo más mínimo deteriorar la calidad de vida de los vecinos con su proyecto.