La palma africana (Elaeis guineensis) es una especie cuyo cultivo se ha extendido notablemente en América latina, África y Asia. Sin embargo, su propagación ha generado polémica, pues muchos botánicos la consideran una especie invasora, responsable de la destrucción de la biodiversidad en bosques y reservas naturales. En Paisajismo Digital analizamos el cultivo de la palma africana, desde una perspectiva sustentable.
Características de la palma africana
También conocida como palma aceitera, esta especie es una planta nativa del oeste de África. En promedio, la palma puede medir unos 40 metros de alto. Además, es una planta perenne que puede sobrevivir hasta un siglo, en climas tropicales y regiones pantanosas.
Sus hojas, por su parte, crecen en racimos pinnados, con flores amarillas que brotan desde el interior de las hojas. Desde las flores se agrupan sus frutos, llamativos por su color y tamaño.
La palma africana es mundialmente conocida por su fruto, una drupa rojiza que aloja una especie de almendra en su interior. Algunas drupas son de color blanco, carentes de pulpa y almendra, debido a su tejido reseco.
Precisamente, su fruto ha sido la causa de su propagación desmesurada, pues esta drupa posee múltiples propiedades naturales. Tanto la piel carnosa como la semilla de la drupa poseen un valioso aceite, savia de productos industriales de cosmetología, aromaterapia, higiene personal, alimentación e, incluso, de biocombustibles.
Por ello, el cultivo de palma africana se ha propagado por toda África e Hispanoamérica llegando, incluso, hasta la región del sudeste asiático. En promedio, para 2019, se producían más de 160 toneladas de aceite de palma en todo el mundo.
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¿Por qué su cultivo ha generado tantos problemas ambientales?
El principal problema causado por el cultivo de palma africana ha sido su introducción masiva en ecosistemas tropicales. En aras de producir y exportar grandes cantidades de aceite, la industria procesadora de este producto natural ha propiciado la apertura de plantaciones de palma sin medir las consecuencias.
En países sudamericanos, específicamente en la región de la Amazonía, el cultivo de palma ha propiciado la deforestación de miles de hectáreas.
Esto genera la destrucción acelerada de la biodiversidad en áreas protegidas, afectando a la flora y fauna nativa de la región, así como el agotamiento de las reservas hídricas que surten a poblados cercanos, desplazados forzosamente, en muchos casos, producto del crecimiento exponencial de los cultivos.
Sudamérica y Centroamérica, las regiones más afectadas
En Perú, por ejemplo, un estudio realizado por la ONG local Conservación Amazónica señaló que, para 2018, 31500 hectáreas de bosques tropicales fueron deforestados para cultivar palma aceitera.
En Ecuador, por su parte, un reportaje realizado por la web Mongabay Latam reseñó que, en octubre de 2019, solo sobrevive el 5% del bosque nativo del Chocó biogeográfico (litoral ecuatoriano) tras la expansión de los cultivos de palma africana. Según la la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), cerca de 24500 hectáreas han sido deforestadas por cultivos de la especie.
El caso más dramático del cultivo irresponsable de palma aceitera se registra en Colombia y Brasil. La FAO estima que, actualmente, existen casi 315000 hectáreas con sembradíos de la especie entre ambas naciones. Esto ha generado la destrucción masiva de la biodiversidad en la Amazonía, pulverizando el hábitat de cientos de especies animales.
A raíz de ello, la ONG Conservación Amazónica impulsó el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP). Por medio de este, autoridades locales y productores agrícolas colombianos se comprometieron en 2018 a firmar acuerdos para frenar la deforestación y construir cultivos sustentables en la región.
En Perú, una planificación similar se está tramitando, bajo la supervisión de la Federación Nacional de Vida silvestre de los Estados Unidos (NFW, por sus siglas en inglés). Con esto se pretende sentar las bases de un cultivo ecologista de la palma africana en Sudamérica y Centroamérica, regiones donde la propagación de la especie ha generado mayores estragos (principalmente en Honduras, México y Nicaragua).
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¿Cómo cultivar palma africana de forma sustentable?
Un estudio realizado en Suiza en 2019 por la Escuela Politécnica Federal de Lausanne (EPFL) y el Instituto de Investigación Federal WSL demostró que sí se puede cultivar palma africana de forma sustentable.
El primer aspecto señalado en la investigación tiene que ver con las propiedades del suelo. Para evitar la deforestación masiva, la palma aceitera debe plantarse en amplios pastizales. Como la planta afecta la fertilidad de los suelos por su alto consumo de nutrientes y, principalmente, de carbón, conviene replantar y reemplazar las palmas, en promedio, cada 25 años.
Durante este período, las raíces de la planta desprenderán suficientes nutrientes como para no afectar el balance natural de los suelos. De igual manera, en lugar de invadir bosques protegidos, los cultivos pueden reubicarse en pastizales abandonados, en donde otrora existieron otros cultivos vegetales.
La Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible, clave en el futuro de la palma africana
En 2004 se estableció la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés). Este organismo ha estudiado el impacto ecológico de los cultivos de palma, así como la forma de propagar la especie de forma sustentable.
Para lograrlo ha convocado a todos los sectores interesados, desde autoridades locales y organismos de protección ambiental, hasta productores, distribuidores y comerciantes de aceite de palma. El exhorto ha sido claro: frenar la deforestación y destrucción de los ecosistemas, producto de los cultivos irresponsables.
La RSPO creó el sistema de certificación de aceite sostenible (CSPO). Con ella se establecen criterios de sustentabilidad tales como:
- Auditoría previa a la apertura de un cultivo de palma
- Respeto a los derechos laborales de los agricultores locales
- Protección a la biodiversidad natural (especies en peligro de extinción)
- Reguardo de áreas verdes (bosques, llanuras, reservas naturales)
- Reducción de prácticas agrícolas destructivas (uso de químicos, tala, invasión de terrenos…)
Con base en estos criterios, la RSPO denuncia constantemente los cultivos ilegales e invasivos de palma. De igual manera, promueve el cambio en la introducción y comercialización de la planta y su aceite natural en el mundo.
Una conclusión paisajista
El aceite de palma es, después del aceite de soja, el más comercializado en el mundo. Por esta razón, la palma africana juega un papel importante en la estabilidad económica y nutricional del ser humano. Entendiendo lo anterior, es necesario comenzar a implementar diferentes métodos sustentables para mejorar el cultivo de la especie y aplacar el impacto medioambiental. Puedes conocer más acerca del desarrollo sostenible y cómo aplicarlo con nuestros cursos en la Escuela de Paisajismo Online. ¡Te esperamos!
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