Entre las colinas onduladas y los bosques frondosos del País Vasco se encuentra una joya natural: el Jardín Botánico de Iturrarán. Este rincón paradisíaco es mucho más que un simple jardín; es un oasis de biodiversidad y un testimonio del aprecio del hombre por la flora y la fauna. Fundado en los albores del siglo XXI, este jardín se ha convertido en un faro de conservación, educación y admiración por la exuberancia de la flora vasca. A continuación, en Paisajismo Digital te llevamos a conocerlo. ¡Vamos allá!
Breve reseña del Jardín Botánico de Iturrarán
El Jardín Botánico de Iturrarán está ubicado dentro del Parque Natural de Pagoeta, cerca de las ciudades costeras de Zarautz y Orio, en el municipio de Aia. Con una extensión de 25 hectáreas, de las cuales hay 14 ajardinadas y el resto es bosque caducifolio autóctono, este complejo vegetal alberga una colección de unos 4500 táxones, la mayoría árboles y arbustos.
Abierto al público en el año 2001, el jardín pertenece administrativamente a la Diputación Foral de Gipuzkoa. Gracias a las características del clima local, el terreno es propicio para el cultivo de plantas de todo el mundo, tanto de zonas frías como cálidas. Esto, a su vez, permite reproducir especies e intercambiar plantas con jardines botánicos y especialistas de todo el mundo.
Por ello, su objetivo es «formar una colección lo más amplia posible para dar a conocer, tanto al público en general como a jardineros, viveristas o estudiantes, la extraordinaria variedad del mundo vegetal», según explica la administración del jardín.
Cada año, durante el último fin de semana del mes de abril, se organiza la ‘Feria de Plantas de Colección’, referente del sector que reúne a gran cantidad de público. En ella exponen viveristas-coleccionistas de diversos países y los visitantes pueden adquirir plantas poco corrientes para su cultivo ornamental. Veamos las principales atracciones naturales que ofrece este jardín vasco.
Qué ver en este fantástico complejo vegetal
Adentrarse en el Jardín Botánico de Iturrarán es sumergirse en un mundo de maravillas naturales. Aquí, las especies vegetales y animales coexisten en perfecta armonía. Desde majestuosos robles hasta delicadas orquídeas, cada rincón del jardín es un testimonio vivo de la diversidad botánica vasca.
Entre sus senderos sinuosos se pueden encontrar aves raras y mariposas de colores vivos danzando en el aire. Asimismo, los estanques reflejan el cielo y albergan vida acuática en su máxima expresión. Gracias a esto, los visitantes tienen la oportunidad de conectarse con la naturaleza en su estado más puro, aprendiendo sobre la riqueza de la flora y fauna locales.
Otra de sus atracciones es ‘Basabizi’, el centro de recuperación de fauna silvestre de Gipuzkoa. Ubicado actualmente en la finca Arizmendi, Urnieta, sus instalaciones incluyen quirófano, sala de rayos X y amplios voladeros que permiten rehabilitar animales heridos y ofrecerles un lugar de recuperación para poder devolverlos de nuevo al medio natural.
De acuerdo con la administración de Iturrarán, los estudios sobre la situación de las 399 especies de vertebrados inventariadas en la Comunidad Autónoma del País Vasco dieron como resultado la inclusión en el Catálogo de 146 especies de vertebrados continentales. Actualmente, el jardín alberga a nueve especies en peligro de extinción y 31 vulnerables. También hay 40 especies consideradas ‘raras’ y 66 en la categoría de ‘interés especial’.
Colecciones vegetales del Jardín Botánico de Iturrarán
El Jardín Botánico de Iturrarán alberga una asombrosa variedad de especies vegetales, desde las comunes hasta las más raras y en peligro de extinción. Entre sus colecciones más destacadas se encuentran las azaleas, rododendros y las impresionantes magnolias.
De igual modo, la colección de coníferas es una de las más notables de Europa. En invierno destacan, entre otras, colecciones de Hamamellis, Daphne, Helleborus y otros bulbos tempranos propios de la temporada. Por su parte, la primavera brinda la posibilidad de disfrutar de las magnolias, camelias, rododendros, pieris, hostas y peonías en su máximo esplendor, junto con una notable variedad de árboles, arbustos y vivaces de floración primaveral.
Para el verano, las palmeras, los helechos arborescentes y las plantas subtropicales adornan el jardín junto a las colecciones de hortensias en flor. En los meses de octubre y noviembre, el otoño trae consigo tonos característicos de rojo y naranja por la floración de cientos de árboles y arbustos. En ese apartado destaca la colección de manzanos endémicos de la región de Gipuzkoa.
Además de estas joyas vegetales, el jardín también sirve como guardián de especies en riesgo. En ese sentido, su banco de germoplasma es una reserva invaluable de diversidad genética, esencial para la preservación de las plantas vasca y su futuro. En la web oficial del jardín es posible acceder al listado oficial de especies en resguardo que ha adquirido el jardín desde 2014 hasta 2021.
Cómo llegar al Jardín Botánico de Iturrarán
Para los amantes de la naturaleza y la belleza botánica, el Jardín Botánico de Iturrarán abre sus puertas todos los días del año, de 9:00 a.m. a 6:00 p.m. Los visitantes pueden acceder fácilmente mediante transporte público, tomando el autobús local que se detiene justo en la entrada del jardín.
Para aquellos que prefieren conducir, hay un amplio estacionamiento disponible. La entrada al jardín tiene un valor de 2 euros para público en general y 1.5 euros para niños de 5 a 12 años, dinero que se utiliza para financiar proyectos de conservación y educación ambiental. Para más información, los interesados pueden programar sus visitas a través de la web de Iturrarán.
Conclusiones de un paisajista
En líneas generales, el Jardín Botánico de Iturrarán no es solo un destino para los entusiastas de la botánica, sino también un refugio para todos los que buscan encontrar paz y maravilla en la naturaleza. Este tesoro verde del País Vasco nos recuerda la importancia de proteger nuestro entorno natural y apreciar la asombrosa diversidad que el mundo natural tiene para ofrecer. Un paseo por sus senderos es una experiencia que deja una impresión duradera, una invitación a maravillarse ante la majestuosidad de la vida vegetal y animal que nos rodea.
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