Techos verdes y cubiertas vegetales: Utilidad vs Mantenimiento
Los techos verdes y jardines verticales se han consolidado como una tendencia paisajista en la última década en todo el mundo. Sin embargo, esta técnica de jardinería representa un desafío para arquitectos y jardineros. ¿La razón? Elemental. Si no se estudian previamente las condiciones del entorno pueden seleccionarse plantas, sustratos y sistemas de riego que, en lugar de desempeñar una función sostenible, se convertirán en un auténtico desperdicio de recursos.
En este artículo de Paisajismo Digital analizamos la utilidad y el mantenimiento de este tipo de jardines ¿Realmente vale la pena construir muros y terrazas vegetales? ¿Son las cubiertas verdes una solución sostenible a los problemas ambientales en grandes ciudades? Estas y otras interrogantes las responderemos a continuación.
Techos verdes: características y durabilidad
Muchos arquitectos consideran a las azoteas verdes como una inversión elevada y difícil de mantener. Otros, por su parte, defienden esta técnica sostenible por sus beneficios en cuanto a ahorro energético y durabilidad se refiere. En una época en donde la lucha contra el cambio climático es tarea de todas las ciudades del mundo, cubrir de vegetación los techos y terrazas de edificaciones comerciales y residenciales, más que una tendencia estética, representa una solución ambiental.
Los techos verdes se caracterizan por poseer capas para que el agua drene a través de los cultivos, con una estructura impermeable que recicla el agua de lluvia y garantiza el crecimiento de las plantas. Los tipos más comunes de cubiertas vegetales para azoteas urbanas son extensivos e intensivos.
Las cubiertas extensivas se crean para garantizar el desarrollo natural de las plantas, con mantenimiento básico cada seis meses para quitar malas hierbas, chequear los sistemas de riego y nutrir los sustratos. Por el contrario, las azoteas intensivas se conciben como un jardín más elaborado, con grupos de plantas separados por sus propiedades botánicas. Es por esto que los cultivos requieren mantenimiento frecuente, adaptando los riegos y sustratos a cada estación climática.
En ambos casos, estos jardines utilizan cubiertas -planas o inclinadas, según las características de la edificación– con capas de tierra cuyo grosor puede varias desde 20cm hasta 1 metro. Debajo de la tierra se instala el sistema de riego para garantizar la humedad adecuada, sobre una losa impermeable ajustada al soporte de la estructura del edificio.
Jardines verticales: ¿una inversión arriesgada?
Muros vegetales. Foto: Archivo
Caso similar ocurre con los jardines verticales. En este caso, la cubierta verde va sobre los muros y paredes de la estructura, para lo cual se requiere una estructura metálica dividida en paneles para colocar las plantas. La diferencia de las paredes vegetales es que pueden construirse tanto en interiores como en exteriores, pero tanto las técnicas de construcción como su cuidado y mantenimiento son similares a los techos verdes.
Los tipos de jardines verticales más comunes suelen construirse con gaviones fabricados con mallas metálicas o de fibra de coco anclados sobre un soporte fijo. Estas mallas o tejidos suelen funcionar mediante soporte de sustrato o soporte de hidroponía. En el caso del soporte de sustrato, las plantas dependen del abono, mientras en el soporte hidropónico se emplea agua con soluciones nutritivas en lugar de tierra.
Asimismo, se han popularizado los jardines verticales construidos con bolas o macetas colgantes, técnica conocida como sistema de plug-in. En cualquier caso, sea cual sea el tipo de estructura y soporte elegido para la pared verde, el riesgo de la inversión será proporcional al estudio y conocimiento previo que se tenga del espacio a intervenir.
Techos verdes y cubiertas vegetales: Utilidad vs Mantenimiento
Techos verdes en edificios. Foto: Archivo
Al momento de decidir instalar cubiertas vegetales, es imprescindible conocer las características del área de trabajo. Las condiciones climáticas, las características de la edificación, el presupuesto, los motivos y aspiraciones del usuario… Todo esto cuenta al momento de diseñar un techo pared verde, desde el tipo de estructura y especies vegetales que se utilizarán hasta decidir quién se encargará de cuidar y preservar el jardín.
Y en este punto llegamos al tema central: utilidad contra mantenimiento. ¿Las cubiertas vegetales son, realmente, una buena inversión? La respuesta, lógicamente, dependerá del contexto en el que se construya. Si un muro o azotea verde se construye como una solución a corto plazo, pensando más en la novedad estética que en los beneficios ambientales, seguramente el proyecto fracasará. En caso contrario, cuando el diseño se construye con una perspectiva sostenible, a mediano y largo plazo, el éxito es altamente factible.
Por esto, lo primero a considerar al momento de decidir construir este tipo de jardines es determinar qué se busca con el proyecto. ¿Por qué construir un techo verde o jardín vertical? ¿Cuáles son sus beneficios’ ¿Cuán rentable es la inversión, considerando costos de fabricación y mantenimiento? Veamos cuán útil y perdurable puede ser esta ´técnica, desde una perspectiva sostenible.
Techos verdes y muros vegetales, una solución sostenible
Cubiertas vegetales sostenibles: Foto: Archivo
Desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental, son muchos los beneficios que las cubiertas verdes aportan en entornos urbanos. Entre ellos podemos mencionar:
Utilidad y beneficios de techos verdes y jardines verticales
- Las plantas sembradas en techos y paredes ayudan a reducir el consumo eléctrico, ya que las plantas reflejan la mayor parte de la luz solar directa, en lugar de absorberla.
- Mediante la humedad de los sustratos se genera una la inercia térmica, permitiendo refrescar la temperatura interna en apartamentos y oficinas.
- Gracias a ello, las cubiertas vegetales optimizan el aislamiento térmico, el almacenamiento de calor del edificio, y su aislamiento acústico.
- Además, las plantas sembradas ayudan a mitigar el efecto isla de calor en las ciudades, absorbiendo partículas de polvo y dióxido de carbono provenientes del tráfico automotor y generando oxígeno.
- Techos verdes y jardines verticales ayudan a controlar la escorrentía y la retención de la lluvia, reciclando aguas pluviales.
- Estos espacios fomentan la agricultura urbana y los hábitats naturales para proteger la biodiversidad local.
Costos de mantenimiento y otros posibles problemas
- Si no se realizan estudios previos, muchas especies sembradas pueden perecer rápidamente al no adaptarse a las condiciones climáticas.
- En caso de apostar por cubiertas vegetales intensivas, es necesario realizar riego, poda y abonado frecuente para garantizar la conservación de los jardines.
- Los sistemas de soporte deben inspeccionarse periódicamente para evitar filtraciones que, además de estropear los sustratos y matar las raíces vegetales pueden generar humedad en paredes y techos.
- Las plantas sembradas pueden atraer plagas a balcones y terrazas, como bachacos y pulgones.
- Algunas instalaciones de jardines verticales requieren de otra preinstalación, debido a lo complejo de los sistemas de soporte y riegos automatizados.
Conclusiones de un paisajista
Un estudio realizado por la Universidad Estatal de Pensilvania demostró que los techos verdes instalados en la ciudad lograron captar cerca del 80% de aguas pluviales durante la época de tormentas. Por el contrario, los techos estándar apenas alcanzaron un 24%.
Por su parte, la EPA (Agencia de Protección Ambiental) determinó que las cubiertas vegetales logran reducir entre 16 y 22°C las temperaturas en edificaciones durante al día. A esto se añade un descenso de 2,7°C en la temperatura de las ciudades altamente pobladas.
Si se cubrieran con plantas los techos y azoteas de los edificios en Nueva York, explica el investigador Stuart Gaffin, las áreas verdes en la ciudad sumarían entre 20 y 30 veces la superficie completa del famoso Central Park. Nada mal para una de las ciudades más pobladas y contaminadas del mundo.
En este sentido, las cubiertas vegetales son una excelente inversión para entornos urbanos, siempre y cuando cada proyecto se planifique y ejecute correctamente. Verde y oxígeno son el mejor antídoto para mitigar los efectos del cambio climático en el mundo. La sostenibilidad es la vía para construir las ciudades del futuro.